miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuando en la prensa se habla de Mariano “Coñazo” Rajoy se observa un fenómeno curioso. Tenemos los artículos en contra (“Maricomplejines”, “Mariano Payudar” y demás) que son bastante claros y diáfanos en las opiniones que sostienen.
Pero en el conjunto de los artículos a favor hay una variante muy especial. La tesis viene a ser algo cómo “hay que defender a Mariano de los ataques de la ultraderecha”. Y la verdad, puestos a opinar sobre las virtudes de un político no deja de ser un argumento un poco demasiado alambicado y retorcido.

Es especial, primero, porque está extrañamente extendida. La inmensa mayoría de los artículos supuestamente favorables, lo son siguiendo esta línea.
También es bastante notable que un montón de periodistas se las apañen para escribir miles de líneas elogiosas sobre Mariano, SIN ELOGIARLE EN ABSOLUTO, más allá de destacar lo “responsable” que es su actuación con respecto al régimen. Incluso algunos llegan a la surrealista conclusión de que por la vía de la moderación mariana el PP va encarriladísimo hacia la Moncloa y que; paciencia, paciencia, que la crisis económica se llevará por delante a ZP.

¡Pero vamos a ver señores!, en 35 años de régimen, que yo recuerde, para que el PP desbancara al PSOE del poder por primera y única vez (primer Aznarato) hizo falta mucho más que una crisis económica. Fue necesario el esfuerzo continuado de la escasa prensa independiente y la machacona oposición de Aznar (“Váyase Sr. González”) denunciando incansablemente los incontables casos de corrupción galopante. Eran tiempos en los que un debate del Estado de la Nación se esperaba con expectación porque se sabía que Aznar iba a intentar fajarse como en un combate de pesos pesados, desplegando toda la artillería posible.
Y, repito, hizo falta que el país se desayunara durante años día tras día con las denuncias de la prensa y una oposición a cara de perro que no desaprovechaba oportunidad.

Así pues, señores columnistas o son ustedes tontos, o se lo hacen o nos toman a los demás por ídem. Lo que están defendiendo, con una unanimidad propia de quien está a sueldo, es la oposición servil y domesticada que le permita a Zapatero centrar el debate político en donde se encuentra con una cómoda ventaja: en las políticas de humo y demagogia. Eso era sencillo hacerlo mientras se disponía de la alfombra de superávit que dejó Aznar. Pero en los tiempos que corren, es mucho más difícil tener distraída a una ciudadanía que se está quedando en el paro.
Para ello es indispensable el concurso de un Mariano Payudar.
Así pues, la próxima vez que oigan eso de “qué bueno es Mariano mientras se comporte bien” escuchen con atención y percibirán claramente “el maldito Federico Jiménez Losantos nos quiere jorobar al mirlo blanco que tenemos en la calle Génova.”

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